Me recorre una constipación terca,
de pluma sucia en la nariz,
como si un duende minúsculo
pusiese una piedra dulce en mi garganta.
Me pesa el cuerpo
como bluyin mojado por la lluvia,
a veces, uno anda desesperado por descuerparse,
por desvertirse del pellejo
y volar a la galaxia de unos besos lejanos...
Hay vapores de mentol en mi pecho,
que suben como humo picante
hasta los ojos rojos,
merjurges de vieja
y guarapos en cien vasitos,
tiritar de fiebre y desespero.
Y tratas de pararte
y el colchón te abraza
y la cobija te abraza
y la rabia te visita con su sonrisa burlona.
Sólo a un sin oficio,
se le ocurre escribirle a una gripe...
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