sábado, 30 de mayo de 2015

RESACA

Hoy tomé un trago de mármol añejo,
a ver si te me pasas,
a ver si dejas de dolerme,
a ver si me sano de ti.


Que vastedad desértica
dejaste en mis días,
que fastidiosa alegría monotemática
sufro sin ti.


Eres la resaca perpetua,
que me obliga a vivir borracho,
habitas cada mililitro de esta copa
rebosante de soledad,
las botellas vacías,
danzan a mis pies por la mañana,
todos los vasos son cuerpos inertes,
bajas de la batalla contra la sobriedad,
héroes de la nación de mi embriaguez,
razón de monumentos a mis excesos,
mártires de esta guerra perdida contra tu recuerdo.



...Me rindo.

Humedad


Suenan sobre mi techo,
con cadencia de tambores de costa,
las gotas de una nube derretida.

Estoy en este recodo de mundo,
sin ti...
mientras duermes en el vientre de la ciudad sonámbula.
Sin mi...

Te siento bailar desenfrenada,
en cada golpe de la mano africana del cielo
al cuero frágil de mi casa.

Está madrugada
me huele a ti y a tu humedad.

jueves, 28 de mayo de 2015

La feliz aplazada en matemáticas.

Ella,
sumó todos sus pasos hasta la puerta,
en el último segundo,
intento ser una mujer decente,
restar un metro a su andar,
para no llegar
y salvar su honor.

Erró el cálculo,
un dedo mal colocado,
un desliz,
multiplicó a la décima potencia sus ganas

... Y esa noche, fue feliz.

jueves, 21 de mayo de 2015

Al Awda.

Desde las tejas de mi casa incinerada,
gotea la vida de mis muertos,
la sombra inexistente cobija mis sueños,
mis raices son mas profundas que el desierto,
que el estallido de la mina terrestre,
que la catastrofe que me visita a diario,
tocando mi puerta bombardeada.



La llave aun cuelga de la pared de mi exilio,
ella conversa cada tarde con mis ancestros,
y bailan el dabke al caer el sol.
Mi tarea perpetua sera cantar nuestro retorno,
desde la cuna que cobija mi simiente,
un canto con olor a aceitunas y orégano,
un canto mas alto que el muro de la ignominia.


Voy a volver,
aún en mis huesos,
en mis cenizas,
en mis atomos hechos polvo,
la arena del desierto que piso Juan
entrará en mis dedos,
lloraré sobre las tumbas de mis hermanos,
y sembraré un olivo en cada crater que dejaron los misiles.


Voy a volver,
es mi destino.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Derecho al Odio


El monstruo se pasea triunfante por mi vecindario,
sobre los cadáveres hechos números,
tiene una estola de cabellos humanos
para proteger del frío
a los merecedores de su mecenazgo.


Regala dos monedas, una hogaza de pan,
un sorbo de agua,
antes de bajar la palanca a los condenados,
bendice en latín con la misma boca
que engulle sangre palpitante,
da abrazos de paz con los mismos brazos
que arrancan el verdor de todas las selvas.

Un crucificado,
desde un comercial de TV,
me dice que lo ame,
que me deje aplastar,
que ponga otra mejilla,
que baile un vals con la bestia,
que me enamore de su alma de piedra.

Renunciar al odio que me hace enfrentarlo,
es negar mi amor por aquellos que asesina,
mi amor a mi mismo,
es negar mi otredad,
sé de uno que sacó a patadas los mercaderes del templo,
en él creo.

Advierto que en mi
no encontrarán un día de tregua.

Hora pico


Enfermo de urgencias desconocidas,
navego a contracorriente

el río de la acera,
sus rápidos cansan mis remos,
necesito la fuerza del salmón para salir vivo,
la paranoia solda mis manos a los bolsillos,
tres metros son un océano,
tres pasos, tres brazadas,
para llegar a la barriga de la lombrís.


A la distancia sus ojos me paralizan como isla.

Cuanta calma se puede alcanzar en medio de la hora pico,
en una mirada de jardín japonés.
Caracas.

domingo, 17 de mayo de 2015

Cesar



Un cilindro de lata,
un vendaval amarillo,
la espalda de tu gente de colores
mirando siempre al horizonte,
a la utopía,
desde el cerro yermo que les dejó el progreso,
queriendo escapar
de su vida
de perro
con cuerpo de rosinante.

El café de esta mañana me supo a tus mitos,
me olió a tu incandescente arcoiris,
en esta ciudad infectada de apuros, de desalientos,
me tropiezo contigo y tu exhorto,
con los pies descalzos de tus mujeres,
con el dolor invisible de tus seres sin rostro.

Me gritas desde cada verso
seguir soñando, pero asentado en la tierra,
seguir creando esta nación necesaria e imprescindible,
la del amor y la esperanza.

El pueblo está despierto,
creando río y selva
en los ojos de Amalivaca.