Esta mañana volví a besar tu aliento,
enredado en mi almohada maltrecha,
en el olor que dejaste extraviado,
en una esquina de mi desvelo.
enredado en mi almohada maltrecha,
en el olor que dejaste extraviado,
en una esquina de mi desvelo.
Volví a ver tu montaña,
calentándose, paulatinamente
al ritmo de mi sol paseante.
calentándose, paulatinamente
al ritmo de mi sol paseante.
Volví a ver tu vaso olvidado,
sobre la misma alfombra,
en la escena paralizada,
de nuestra última sonrisa.
sobre la misma alfombra,
en la escena paralizada,
de nuestra última sonrisa.
Volví a extrañarte
como el lactante al pezón materno
y a media mañana,
cuando la luz ya me hería los ojos,
una epifanía,
¡A esta cama le sobra un metro,
y a esta vida le faltas tú!