Cada grano de arena
huele al sancocho del barrio,
a la ternura del niño descalzo,
a la muñeca de trapo,
a la abuela y sus cuentos,
a gente que vive y cree.
Cada ladrillo pegado,
sabe a esperanza sudada,
a franela roja amor,
a fe colectiva.
La gota de pintura sangre,
como la que fluye por las venas,
de los descamisados de antaño,
de los dignificados de ahora,
el bramido de los bueyes de acero,
ayudan a trillar el campo ayer yermo
que se llena hoy de primavera.
Un nosotros llena el aire
y se respira una patria,
huele al sancocho del barrio,
a la ternura del niño descalzo,
a la muñeca de trapo,
a la abuela y sus cuentos,
a gente que vive y cree.
Cada ladrillo pegado,
sabe a esperanza sudada,
a franela roja amor,
a fe colectiva.
La gota de pintura sangre,
como la que fluye por las venas,
de los descamisados de antaño,
de los dignificados de ahora,
el bramido de los bueyes de acero,
ayudan a trillar el campo ayer yermo
que se llena hoy de primavera.
Un nosotros llena el aire
y se respira una patria,
¡Si se puede!