viernes, 15 de abril de 2016

AGUA

Tu vida de aguacero
es alimento presente
semilla de la idea.
Cuando la sequía del infortunio
desecó la esperanza del pobre,
tu palabra de llovizna,
amaneció de golpe
torrencial tormenta de afecto
para el reverdecer
de los campos arrazados del pueblo.
Cuanto más largo es el verano,
más se desea la lluvia.
"Uno se va,
pero no se va.
Cuando a uno le toque irse
uno se queda circundando"
Joel Linares Moreno / Hugo Chávez

jueves, 14 de abril de 2016

HABITANTE DE LA ACERA

Una cuerda curtida de días, una lata deshabitada, una sonrisa descalza que recorre las venas espesas de la urbe soñando…
La conoce hasta sus esquinas más perdidas, ha dormido su hambre en todas ellas ha abrazado su soledad cincelada, aprendió a penetrar las mesas sin ser visto, extender su mano esperando el mendrugo, aprendió a no ver a los ojos, se ha arropado con el olvido de los que pasan, rompiendo las sombras de concreto.
Sigue sonriendo… descalzo, sigue sonriendo en la ancianidad de sus siete años.

sábado, 9 de abril de 2016

MADRUGADA DEL SÁBADO

Lechosa lentitud de una manada medio dormida,
con los recuerdos intactos de noche reciente,
cadáveres regados de botellas,
sobre el escombro de la cordura,
son el paisaje callejero del séptimo día.

El trago de calima,
reposa en los pulmones
del que merodea el final de la penumbra dionisíaca,
van los viajeros subterráneos,
tomados de la mano con una resaca megalítica,
buscan en su alforja
un puñado de aspirinas para asesinarla.

La tonada de la patrulla
rompe el silencio sagrado,
labrado a ojos cerrados
paseando sobre el deja vú recién pasado.

Atracan en el puerto de isla real,
los veleros maltrechos de la tormenta dulce
se lee el manifiesto
y se arrea la bandera del país del jolgorio.

La urbe dormita,
con un ojo abierto y otro soñando,
viene el relevo de la vigilia
y su martillo de realidad.

Regresa noche de viernes,
tus habitantes te esperamos.


jueves, 7 de abril de 2016

CEMENTERIO


Camina por el lecho del río seco,
cadáveres de los peces,
esqueléticos recuerdos de agua y corriente,
pedazos de carne, habitación de las moscas.

Camina el lecho del olvido en el que nos convertimos,
de los días después de la ceniza y la lágrima,
transformado en deja vú,
en instante, en ráfaga de pasado.

La vanguardia del entierro
terminó con la resaca matutina,
el peregrinar algún día cesará,
sólo ella,
lloverá sus ojos de polvo,
con sus años a cuestas,
acompañando su soledad inalcanzable,
cada domingo
hasta darle la mano en la penumbra de sus días.

Lo anhela…
ella tiene razones toscas,
ásperas y verdaderas,

como sus manos de obrera.