sábado, 8 de noviembre de 2014

Adicto a la tortura

Leí un grito en tu espalda:
-Tócame-.

Otra vez,
el miedo, me hizo su presa,
otra vez,
engulló como a cervatillo, mi valor,
la frustración me muerde los labios.

...Por qué sonrío?

Patrimonial

Allí estaba el,
sentado...
como cualquier día,
con la mirada perdida
...como cualquier día,
observa dentro de si,
al tiempo y a la muerte,
dos certezas tan inventadas,
tan atrincheradas entre los sesos.

Dos sorbos de café,
y un periodico a medio leer,
son vestigio de sus manias
sigue mirando pa'entro,
ya es patrimonio de la plaza,
como el Bolivar de bronce,
como el árbol petrificado,
como la fuente sin agua.

Tiene olor a cicatrices de guerra,
a arruga bruñida,
a pasado y leyenda.

La gente pasa,
no lo miran,
no los mira,
es una extensión de la banca,
una losa del mármol del piso ardiente.

El sol,
bajando tras el árbol,
le avisa que tiene un día menos,
se va, con pasos de caracol enfermo,
a dormir su olvido y soñar su memoria.

No se entristece,
va riendo su ocaso.

No tiene tiempo pa' esas pendejadas.

Ayotzinapa

Caminan los espectros robados,
por los caminos mexícas,
por los caminos de Zapata,
por los caminos del coyote y la amapola,
en la frontera del sueño de cartón,
al norte del sur,
al borde de la casa del leviatán.


Los buscan por los rincones
por la espesura de la mentira,
escarban la tierra de sus ancestros,
para encontrar otros huesos,
de otros hijos de otras madres,
perdidos en la tiniebla del poder
escondidos bajo la alfombra de dólares.


Los espectros,
se van haciendo hijos de todos,
hijos de un Sur que los reclama.


Se los llevaron vivos...
Los queremos vivos...