Mujer Latina (A las que lucharon y luchan por nuestra libertad)

En cada surco de tu epidermis ajada y tosca
se acurrucan las luchas...
Luchas eternas de vida manifiesta,
luchas de historias inconclusas.
En tu piel latina… fuerte,
se escribe el relato de la tierra
que recibió el sudor y la sangre
de tus manos y tus dolores.
Tus entrañas regalaronr
rio en la selva, nieve en los Andes,
sequía  en Atacama, fuego en el volcan dormido,
sombra en el Caribe, en el desierto, en el llano.
El alimento del soldado
Que se inmoló en los campos yermos,
nació de tu entrega
en el fogón y el catre.
Tu esperanza curtida
por la braza y los años,
espera aún paciente
por el nuevo mundo imprescindible.
Empuñas sables y cucharas
abrazas niños y moribundos,
Invisible te hicieron, los que escriben,
con algunos destellos de rabia,
Presentes te sintieron, los que pelean eternamente
en las victorias del pueblo tierno, descalzo,
en la mirada del final de tus alientos,
se divisa la utopía,
y tus labios deseados, ahora secos
sellaran tu epitafio en un grito:
¡LIBERTAD!

DENUNCIA (Cuando la cobardía se hace acción política, los jefes se escudan tras los vasallos que odian)

Cuando arrancan las flores
aun con sus pétalos palpitantes,
cuando el odio corta las cuerdas
de las cometas,
mientras el viento sopla dócil y tierno,
allí uno se pregunta:
¿Dónde están los discursos que prometían paz?
¿Dónde están las manos que se vendieron publicitadas?

¿Dónde están las sonrisas de panfleto, el beso de afiche?

Cuando a verdad con su cara de medusa,
se delata tras la esvástica,
y los cerebros fertilizados de propaganda,
ordenan tirar de los gatillos,
allí uno se dice:
¿Hasta cuando conjugamos "aborrecer"?
¿Hasta cuándo?
Quizá hasta que entiendan
que cada pétalo arrebatado al tallo,
al caer abona la tierra
para la primavera indetenible
y que cada cometa perdida,
aviva la fuerza del huracán,
Quizá hasta que comprendan,

¡Quizá!

RESUMEN (A veces)

Nací esta mañana,
quizá en la almohada vea a Caronte.
Camino y paro, sorbo y trago,
grito, callo, asiento y niego.
Creo en Dios... casi siempre.
Soy ateo... a veces,
la mayoría del tiempo no pienso en El, o ¿Ella? o... ¿Ambos?
Escribo lo que aprendí desaprendiendo,
Ignoro lo suficiente... afortunadamente.
Conozco muy poco... afortunadamente.
No pretendo se moneda de oro, porque renuncie a ser moneda.
Me levanto del asiento bajo protesta,
fingiendo cara de buen ciudadano.
Murmuro a diario, perdono... casi siempre,
me río de mí mismo...a veces a carcajadas.
Deseo la condonación de todas mis deudas,
así como anhelo que mis deudores me paguen.
Camino y paro, sorbo y trago,
me arrepiento a diario del mismo pecado cometido con alegría.
Inexorable voy como todos y todas,
juntando monedas para la barca.
Me indigno, combato, me flagelo... a veces.
Quisiera un día, andar descalzo sin ver caras de asombro.
Quisiera un día levantarme con la tarea hecha.
Estoy convencido que no soy indispensable, pero si necesario
y que la esencia es más importante que la existencia.
Me da miedo... casi siempre,
me acobardo... a veces.
Desentierro el sol cada madrugada, sin ver que la luna ilumina la brega.
Hago listas, notas, cartas.
Leo listas, notas, cartas.
No quiero ser perfecto... sería muy aburrido.
Te encuentro, te desencuentro.
Te extraño estando tan cerca.
Agradezco sinceramente una verdad dura,
aprecio sinceramente una mentira tierna,
quizá porque ambas las doy en igual medida.
En resumen... creo que vivo.