Que profunda ausencia de nosotros
hay en nuestros nosotros.
Nunca se podrá transformar el plomo en oro,
no nacerán peras del olmo,
no se puede ver la luz en el abismo,
no lloverá sin nubes,
no amanecerá sin sol.
Hay un no aquisolado en nuestros pasos,
que nos negamos tercamente a gritar,
para mantener la tierna mentira
que alimenta los días.
Y así pasamos,
Nunca se podrá transformar el plomo en oro,
no nacerán peras del olmo,
no se puede ver la luz en el abismo,
no lloverá sin nubes,
no amanecerá sin sol.
Hay un no aquisolado en nuestros pasos,
que nos negamos tercamente a gritar,
para mantener la tierna mentira
que alimenta los días.
Y así pasamos,
de un lado al otro del camino,
pretendiendo que la sonrisa de hoy,
se parece a la felicidad.
pretendiendo que la sonrisa de hoy,
se parece a la felicidad.