miércoles, 18 de junio de 2014

Mañana es otro día para intentarlo



Por donde gotean las estrellas…
por allí se me fue la mirada...
danzando presa de tus caderas,
rítmica meridional de tu anatomía,
invitación perpetua y nocturna
que se pierde en la esquina de esta calle serpenteante.

Ninguna llave le sirve a tu cerrojo…
Y te me fugas de nuevo,
y me atraganto de nuevo con mis palabras sin decir,
con una nueva estrategia fallida de mis filas.
No queda más,
que arroparme a mí mismo.

La mañana viene,
y con ella

tus caderas.