martes, 3 de marzo de 2015

MESUCA (27 DE FEBRERO DE 1989)

Metal contra metal,
estalló la bala en el poste
a diez centímetros de mi cabeza,
la esquirla que se desprendió del cañón que decía defenderme,
del gatillo halado por la ignorancia camuflada,
de los dedos de barrio,
que hasta ayer jugaban metras en el polvo,
y ahora obedece ordenes de un ser sin rostro.

Me toca saltar sobre la infancia cortada,
sobre el llorón del juego de pelota,
sobre el que ganaba en la perinola,
sobre el proyecto de casanova truncado.

Corro escalera abajo,
huyendo de los zancudos de acero que zumban en mi oído,
esquivando la hoz con mis piernas de quince años,
envalentonado por el miedo que me hierve en la sangre,
por primera vez me presentaron a la muerte,
sentí su húmeda mano sobre mi espalda desnuda.

A veces me despierto,
saltando los escalones de sienes regadas,
escuchando las respiraciones detenidas,
recordando el vidrio de los ojos adolescentes...

Gritandome.

Cuando claudico,
Cuando dudo,
me visitan sus espectros,
sus huesos sin nombre,
habitantes de la Peste
para recordarme la razón de la lucha.

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