martes, 17 de marzo de 2015

Dos minutos.


Una historia termina en la lágrima,
una lágrima da los inicios en un beso,
huye el niño de la mano y la angustia,
dos siglos pesan las cuatro piernas,
la ballena lleva un cardumen somnoliento.


Tres planetas giran
en los brazos del sol malabarista,
la manada de centauros brama,
un maniquí con silbato
tiene poder invisible en sus manos,
la fiesta del viernes comienza a mi lado.

La cuenta regresiva para despegar,
a la galaxia de la próxima esquina.

Caracas,
dos minutos
un semáforo.

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