miércoles, 20 de mayo de 2015

Hora pico


Enfermo de urgencias desconocidas,
navego a contracorriente

el río de la acera,
sus rápidos cansan mis remos,
necesito la fuerza del salmón para salir vivo,
la paranoia solda mis manos a los bolsillos,
tres metros son un océano,
tres pasos, tres brazadas,
para llegar a la barriga de la lombrís.


A la distancia sus ojos me paralizan como isla.

Cuanta calma se puede alcanzar en medio de la hora pico,
en una mirada de jardín japonés.
Caracas.

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