jueves, 21 de mayo de 2015

Al Awda.

Desde las tejas de mi casa incinerada,
gotea la vida de mis muertos,
la sombra inexistente cobija mis sueños,
mis raices son mas profundas que el desierto,
que el estallido de la mina terrestre,
que la catastrofe que me visita a diario,
tocando mi puerta bombardeada.



La llave aun cuelga de la pared de mi exilio,
ella conversa cada tarde con mis ancestros,
y bailan el dabke al caer el sol.
Mi tarea perpetua sera cantar nuestro retorno,
desde la cuna que cobija mi simiente,
un canto con olor a aceitunas y orégano,
un canto mas alto que el muro de la ignominia.


Voy a volver,
aún en mis huesos,
en mis cenizas,
en mis atomos hechos polvo,
la arena del desierto que piso Juan
entrará en mis dedos,
lloraré sobre las tumbas de mis hermanos,
y sembraré un olivo en cada crater que dejaron los misiles.


Voy a volver,
es mi destino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario