miércoles, 18 de diciembre de 2013

TESTAMENTO PARA LA MITAD DE LA VIDA



Yo quiero mis cenizas dormidas
al pie de un mango naciente, 
para seguir alimentando  
la sonrisa de un niño desnudo.

Yo quiero mis dos sandalias,
una en Los Andes y otra en el Caribe,
para seguir andando y desandando caminos y vientos

Mis sayas se las dan
a cuanta muchacha pase,
para seguir calentando la piel de una mujer.

Mis poemas los queman conmigo,
para que otros los vuelvan a escribir.

Mis sueños encriptados
se los entregan a mis hijos,
ellos sabrán que hacer,
que me perdonen esa carga,
nada más valioso tengo.

A la risa que siempre me acompañó,
le dejo mi paz,
me llevo un resquicio del sol durmiente
y un pedacito de verdad.

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