Llevo quinientos años en la espalda,
apretujados contra mi columna,
un amasijo de barro ensagrentado,
cuelga de mi cuello sucio,
llevo el despecho del Mapuche y del Apache,
ensartado en los poros de mi frente,
cargo con los vestigios de las colonias
desde Malvinas hasta el Caribe
y la injusta carga de un bloqueo de diez lustros.
apretujados contra mi columna,
un amasijo de barro ensagrentado,
cuelga de mi cuello sucio,
llevo el despecho del Mapuche y del Apache,
ensartado en los poros de mi frente,
cargo con los vestigios de las colonias
desde Malvinas hasta el Caribe
y la injusta carga de un bloqueo de diez lustros.
Me palpita el pecho verde,
tengo las venas negras y cobrizas.
Me bañan los océanos y los huracanes me despeinan,
ya no me inmuto ante la muerte
me la dejaron de herencia
desde los rascacielos,
aplastan mis luchas,
desde la calle del muro,
quieren venderme y comprarme.
me la dejaron de herencia
desde los rascacielos,
aplastan mis luchas,
desde la calle del muro,
quieren venderme y comprarme.
Llevo mis hombros marcados
por el látigo del mantuano,
y los pulmones llenos de agua salada,
por el látigo del mantuano,
y los pulmones llenos de agua salada,
para dar tesoros de nácar, de tierra y metal
Pero me
levanto, resuelto cada día,
a acompañar al sol en su camino,
lanzo mis redes,
trillo mi tierra,
esgrimo mi martillo,
y pego otro ladrillo de la historia
cincelo la vida que sueño.
Es la era del año cien
a acompañar al sol en su camino,
lanzo mis redes,
trillo mi tierra,
esgrimo mi martillo,
y pego otro ladrillo de la historia
cincelo la vida que sueño.
Es la era del año cien
¡Estoy
despierto!
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