domingo, 7 de diciembre de 2014

UNIDOS BAJO LA MISMA TIERRA

Un océano separa sus cuerpos inertes, 
sus agonías, las unió el mismo monstruo, 
el leviatán del dolar, 
el de las fauces hambrientas de pobreza. 

Los kilómetros de su vergüenza, 
tienden puentes de asco y rabia, 
uno negro, otra olivo, otros arena, 
yacen solos bajo el mismo sol, 
abandonados como parias del mundo, 
desterrados de sus afectos, 
nadie los llora, 
solo son un efecto colateral 
de la guerra del capital 
una foto y un 3x3 resumen su muerte, 
la noticia lacrimógena del día, 
un mea culpa, un golpe de pecho. 

Mañana morirán otros, 
hay tierra para cubrir la infamia, 
ellos no son novedad. 

A Exco (muerto por ébola 10 años en Liberia), Jocelyn (muerta en el desierto en la frontera México-EEUU, 12 años, Ecuatoriana) a la niña atropellada por un colono judío en Cisjordania el domingo 19 de octubre y a los más de 1500 niños y niñas asesinados por el ejercito israelí en Gaza en 2014, todos y todas víctimas de una sola tragedia, ser pobres.

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