jueves, 4 de julio de 2013

ALAS DE CÓNDOR (A EVO)


No podían aceptarlo.
El colonizado, el descalzo,
nunca falso,
el despojado, el cocalero,
el desnudo,
el del taparrabo,
el que caminó con la multitud
de una Caracas en llanto,
el indio de 500 años.

¿Qué les parece? –decían-,
¿Cómo se le ocurre siquiera?
sobre su pájaro,
querer cruzar el cielo monárquico,
por encima de sus torres de feria,
de sus castillos de 1€ la entrada,
de sus ciudades medio hundidas,
de sus puertos  -los de los barcos del genocidio-,
por encima de la piedra vendida en Gibraltar,
por encima de su mercado y su miseria maquillada.

"Había que detenerlo" -pensaban a gritos-
lleva en esas alas de cóndor indómito,
dos armas peligrosas -de esas que los horrorizan-
que atentan contra las coronas arruinadas,
armas de construcción masiva,
¡que estos pueblos recién despiertos no las conozcan!
!Su dignidad de Ande y su ancestral herencia!

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