Hoy me desperté
pensando en la muerte,
envidiando a las hormigas,
escrutando una esquina de la nocturnidad de mi cuarto,
donde sé que la araña espera
a que llegue volando su comida.
Dentro de poco hoy será ayer,
¡que rápido caduca el presente!
Me dormiré pensando en esta enfermedad mortal,
la que padecemos sin enterarnos,
envidiando a las hormigas,
escrutando una esquina de la nocturnidad de mi cuarto,
donde sé que la araña espera
a que llegue volando su comida.
Dentro de poco hoy será ayer,
¡que rápido caduca el presente!
Me dormiré pensando en esta enfermedad mortal,
la que padecemos sin enterarnos,
la que
disfrutamos por mera costumbre,
porque estamos enfermos de vida,
porque estamos enfermos de vida,
quizá por
eso, buscamos sosegadamente
en esos dos
segundos fuera del mundo,
un vestigio
de lo que somos más allá de la existencia,
la eternidad
de un suspiro.
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