miércoles, 6 de febrero de 2013

CANTO TOSCO PARA ZENAIDA (A la madre del camarada Noel Rodríguez)



Tus ojos... cristalinos,
ven más allá de la niebla que los empaña,
más allá del pasado,
más allá de los odios, de las venganzas...
¡rezas por aquellos que si sabían lo que hacían!
Abrazas con tu alma,
el perdido fruto de tu vientre,
escuchas vítores, consignas,
y entre tantas voces y palmas...
un murmullo...
de pájaros,
de risas de un guaricho en el patio,
de una despedida inconclusa,
de cantos ahogados en una celda sórdida,
que no pudo callar la dignidad de su preso,
y el silencio...
de cuarenta vueltas al sol,
de cuarenta cenas frente a un plato huérfano,
de cuarenta velas sin encender.
Te cuelgan las medallas,
te alimentan de ternura,
y entre miles de caras,
lo ves esa mañana,
cuando tus ojos claros lo miraron alejarse,
cuando te lo arrancaron de un tajo inclemente,
cuando hizo lo que la historia demandaba!
Madre vieja, luchadora,
¿cómo claudico cuando veo tu mano alzada?
¡cuándo tu voz grita en el silencio de las canas!
Madre vieja, luchadora,
tu, sin decir palabra,
me enseñaste dos lecciones,
con tus ojos patrios,
con tu piel ajada,
dos verdades para asirse;
¡QUE LA LUCHA ESTÁ VIVA
Y PROHIBIDO ES RENDIRSE!

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