sábado, 8 de noviembre de 2014

Patrimonial

Allí estaba el,
sentado...
como cualquier día,
con la mirada perdida
...como cualquier día,
observa dentro de si,
al tiempo y a la muerte,
dos certezas tan inventadas,
tan atrincheradas entre los sesos.

Dos sorbos de café,
y un periodico a medio leer,
son vestigio de sus manias
sigue mirando pa'entro,
ya es patrimonio de la plaza,
como el Bolivar de bronce,
como el árbol petrificado,
como la fuente sin agua.

Tiene olor a cicatrices de guerra,
a arruga bruñida,
a pasado y leyenda.

La gente pasa,
no lo miran,
no los mira,
es una extensión de la banca,
una losa del mármol del piso ardiente.

El sol,
bajando tras el árbol,
le avisa que tiene un día menos,
se va, con pasos de caracol enfermo,
a dormir su olvido y soñar su memoria.

No se entristece,
va riendo su ocaso.

No tiene tiempo pa' esas pendejadas.

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