jueves, 6 de febrero de 2014

DIGNIDAD



Sobre los lomos acorazados,
entraron a las ciudades de barro y sangre,
siguiendo los aullidos
de los cadáveres de la peste.

Abrieron a metralla
la puerta de una historia aquisolada,
escrita desde las manos
de los verdugos solapados.

Bajo la sombra de la madrugada,
bajo el bramido del huracán dormido,
bajo el mandato de Zamora,
bajo el mandato del sombrero de paja,
los fantasmas verdes irreductibles
inflaman los espectros del valle.

El patán huye del trono,
y se refugia en la caja negra.

Pero... algo pasó...
algo salió mal... o bien?

Un silencio escandaloso terminó sobre la montaña,
dos estrellas doradas caminan a la puerta del cuartel,
un bosque de parlantes lo esperan
la cadenas cuelgan de sus pies en botas negras,
la boina roja como la sangre que arde,
la patria ondeando en su brazo,
la selva dormitando en la ropa del innombrable,
lo exhiben y se regodean los bufones,
la corte regresa al palacio tiroteado,
y cuando se babean de regocijo las hienas,
al futuro en ciernes lo estremece un
¡Por Ahora!

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